Variaciones de la Variación en la re-significación pictórica. - Picasso y las Meninas -
- Gustavo Zorrilla Z
- 4 oct 2015
- 5 Min. de lectura
El valor general de los elementos gráficos y compositivos en la pintura de Picasso, particularmente en su versión de Las Meninas, obra original de Diego Velásquez, están relacionados entre sí. La obra metafóricamente integra tres estilos representativos, aprovechando la deformidad, lo feo1, para dejar salir a flote toda su expresividad, con gran gestualidad infantil, pues Picasso en cierta manera deseaba encontrar esa libertad y factura que se manifiestan en los trazos de infantes.

En los tres estilos representativos que se encuentran en la apropiación de la obra Las Meninas, se destacan tres épocas en la trayectoria picassiana; de izquierda a derecha, primero nos encontramos con el retrato de Velásquez, referenciado dentro de su faceta de retratos cubistas. Luego, en la sección media de la obra nos encontramos con la infanta, se ubicaría en el periodo postcubista, décadas entre los años 20 y 40, y en la última sección de la obra se encuentran esbozados, muy escuetamente delineados, el perro y el personaje- en este caso desconocido-, sin rostro, pero que en el cuadro original es una de las acompañantes de la infanta y que se encuentra a mano izquierda de la figura de la enana Guillermina.
Se podría afirmar que pertenecen a la última etapa de Picasso, cuando éste ya era un anciano octogenario.
La obra encierra tres estilos distintos con un tema en común, aprovecha la idea de un modernismo-clásico enfocado en maneras distintas de reelaboración y reapropiación. Su neointerpretación pasa por una decantación descriptiva para llegar a un resultado inventivo, innatural; material que extrae del conocimiento previo de la historia del arte, que en un primer instante rechaza, pero a la vez aprovecha2.
Este compendio de elementos encerrados dentro de una sola obra, divisa una ruptura lineal con la organización histórico-visual, seguidamente replantea cómo fragmentar3, y a la vez unir, todos los pedazos estilísticos reunidos en un conjunto de valores gestuales inconexos que procuran mostrar, animar y revitalizar un aquí y ahora, prevaleciendo la figura iconográfica.
La figura ícono es un retroceso a lo primitivo en la historia picassiana, se debe admitir que su estadía en Gòsol, es donde desarrolla y comienza a dar sus primeros pasos hacia nuevos brotes estilísticos, retoma todo el legado visual adquirido durante sus recorridos anteriores entre países vecinos, me refiero a la frontera entre España, propiamente Cataluña y Francia. El arte negro, las figuras de Osuna, el arte Ibérico antiguo, el arte Griego, los artistas de Herculano, el recio paisaje natural y humano de Gòsol, lo hacen reflexionar y entender que debía emprender un nuevo camino en su carrera. ¿Sabía de antemano que su pintura estaba originando una revolución pictórica en pro o en contra de la historicidad pictórica?, ¿se podría en algún momento poner en duda todo su proceso, afirmando que en lugar de avanzar, se produjo un retroceso, digamos, productivo en su obra?
Cuando Picasso re-produce en pintura a manera de obras acabadas, la figura de la infanta Margarita, ésta se convierte en “icono”, es la figura de un escenario fragmentado, un figurante4. Se convierte en una infanta picassiana, pero sin desvincular nunca su verdadero origen, o sea, la autoría primigenia de Velásquez.

El hecho de negar la figuración clasicista de la obra barroca original, remarcando la complejidad entre pasado-presente, y socavando en grafismos precoces, hace que cuestione lo siguiente, ¿Cuál era le intención de Picasso al realizar este sin número de variaciones? Intentando mostrar un análisis de carácter psicológico frente al panorama pictórico, encuentro que existe una intencionalidad muy ansiosa, un estado de ánimo particular que encierra en sí la lucha por dar sentido unitario, pero a la vez múltiple, al significado de la obra como tal. Son intentos con espontaneidad5, actividades internas por parte de su integridad mental que buscan encontrar un lugar externo.
Cuando un niño dibuja repetitivamente un mismo motivo utilizando diferentes medios y técnicas como, el crayón, tempera, vinilo, lápices de colores, etc, en cierta manera está exorcizando una cierto tipo especial de “energía”, un impulso evidente en sus bosquejos. Se puede decir que el niño elabora esta serie de dibujos sin propósito alguno, es una espontaneidad ingenua, nutrida por la acción corporal de un impulso nervioso, que ansía rayar, mientras que Picasso logra sentir todas las experiencias internas, a diferencia del niño, él posee el control de sus pensamientos creativos dirigidos hacia un objetivo, deduciendo una o varias vías de escape para llegar a una solución formal.
Pero Picasso no prescinde del complemento importante que es la inspiración6, en el caso de estas variaciones pictóricas, se trata de una tensión nerviosa para encontrar la solución de cómo expresar y ordenar sobre el lienzo el cumulo de visiones, colores y demás elementos composicionales que mantienen activa una reflexión pictórica sentimental. En las variaciones de Picasso, sobresale la capacidad representativa de la libre exteriorización para la creación de un nuevo icono reprimido en su interior.
Es un empirismo intencional de creatividad e invención, definiendo el primer concepto como la capacidad de dar forma a lo carente de significado en su aspecto simple e inicial dentro de su mente. El segundo concepto se definiría, como el resultado de esa misma energía acumulada que se expande en el lienzo, y trata de intervenir, ubicando lo ya denominado con un sentido creativo. La variabilidad representativa de la infanta, a manera de esquema bidimensional, dotado de un sentido icónico preconcebido, adquiere una lectura multiforme, escueta y esquemática como si fuese el esbozo realizado por un infante u hombre primitivo, sin prescindir de esa “energía vital”, que acompaña cada variación.
Las respuestas eidéticas7 de las variaciones de Las Meninas se enfocan hacia dos conclusiones:
*Primera: Una satisfacción personal obsesiva, al cambiar el lenguaje gráfico por parte del “segundo autor”, en este caso Picasso.
*Segunda: Una respuesta unilateral por parte del público que observa la serie, y por ende, una respuesta de aceptación en cuanto al concepto de variación.
En última instancia Picasso en sus variaciones encuentra el vehículo para repetirse a sí mismo hasta la saciedad, en un conflicto entre la verdad y la veracidad, generando mayor receptibilidad hacia un público expectante ante los fecundos cambios estilísticos por parte del autor.
NOTAS
Según Giulio Carlo Argan en su texto, “Picasso y el Clasicismo”, “Picasso encuentra belleza en todo aquello que el mundo arroja lejos de sí por feo”. “Deformidad: metamorfosis liberadora de esencias profundas”.
“Concepción de la historia como cúmulo de acontecimientos inconexos de los que no se depende y tampoco se prescinde”. G.C. Argan, “Picasso y el Clasicismo”
“Picasso se apropia de la concepción global del mundo (espacio-tiempo). Su mundo: universo de fragmentos, su espacio: conjunto de puntos, su tiempo: una absurda contemporaneidad de instantes”. G.C. Argan, “Picasso y el Clasicismo”
“Las figuras se convierten en figurantes y las escenas en escenarios”. J. Jàques, “De las figuras a los Iconos”, en Picasso en Gósol, un verano para la modernidad.
“Espontaneidad: La noción es siempre la de una actividad o volición interior, y de la ausencia de obstáculos a esa actividad interior en el mundo exterior”. Herbert Read en la “Educación por el Arte”
“Inspiración: Podría reservarse para el alivio ocasional de la tensión mental, especialmente sino insistimos demasiado en el significado etimológico de la palabra inspiración, si entendemos por “tensión mental” algo mucho más superficial que el estado de represión inconsciente”. Herbert Read en la “Educación por el Arte”.
“Eidetismo: Capacidad de ciertas personas, por lo general niños y artistas plásticos, para reproducir mentalmente con gran exactitud percepciones visuales anteriores”.
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